Retrato del eterno adolescente
Un enjambre de helicópteros tele-dirigidos zumba entre las cabezas del personal en la típica nave diáfana de oficinas. Hace calor, y los bermudas, las minifaldas y las camisetas son lo más parecido a un uniforme. Proyectiles diversos -pelotillas, clips, bolígrafos- vuelan por doquier. Se diría que han soltado a un hatajo de mocosos. Pero no. En la productora 7 y Acción, lo s gamberros están en nómina. Son los más veteranos, respetados y mejor pagados del staff. Juan Ibáñez, Trancas; Damián Moyá, Barrancas, y el resto de treintañeros y cuarentones de El hormiguero, dirigidos por Pablo Motos, de 46 años, ya no son adolescentes. Pero lo parecen. Por su actitud, por su lenguaje, por sus pintas. Aunque superan varios lustros los años atribuidos a esa etapa entre la niñez y la edad adulta, no les molesta la etiqueta. Es más, la reivindican, y a mucha honra.Información obtenida de El País para iPhone.
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